Los restos mortales del sacerdote Ernesto Rojas, quien sirvió como párroco del Templo de San Juan durante tres décadas, fueron exhumados y reubicados en un nicho dentro de la misma iglesia. Este emotivo acto, realizado con el apoyo de la comunidad, busca honrar la memoria de quien fuera un gran líder espiritual y muy querido por los feligreses de la región.
El Padre Ernesto Rojas dedicó su vida a servir a Dios y a su comunidad en el Templo de San Juan. Durante 30 años, guió a sus fieles por el camino de la fe y la esperanza, dejando una huella imborrable en cada uno de ellos. Su partida hace 19 años dejó un vacío en los corazones de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y compartir su fe.
Sin embargo, gracias al amor y la devoción de sus seguidores, los restos del Padre Ernesto finalmente han encontrado su lugar de descanso final en el Templo de San Juan. La exhumación de sus restos, que descansaban en una tumba prestada, fue solicitada por los herederos de la familia que había cedido la gaveta. Y así, el pasado viernes 15 de noviembre, los fieles y servidores de la parroquia se unieron en un esfuerzo conjunto para darle un último adiós al Padre Ernesto.
La ceremonia de exhumación fue un momento muy emotivo y lleno de recuerdos para todos los presentes. La cobre con los restos incinerados del Padre Ernesto fue depositada en el templo durante una misa especial, a la que asistieron cientos de personas que querían rendir homenaje a su amado sacerdote. Durante la misa, se recordaron las enseñanzas y el legado del Padre Ernesto, y se agradeció su incansable labor en la comunidad.
Tras la misa, los restos del Padre Ernesto fueron trasladados al nicho que ahora será su lugar de descanso eterno. El nicho está ubicado en una capilla lateral del templo, donde los fieles podrán visitar y recordar al Padre Ernesto siempre que lo deseen. Además, se colocó una placa conmemorativa en honor al Padre Ernesto, para que su recuerdo permanezca vivo en la comunidad.
La decisión de reubicar los restos del Padre Ernesto en el Templo de San Juan fue tomada por la comunidad con mucho amor y adoración. El Padre Ernesto fue una figura muy importante en la vida de muchos, y su concurso siempre será recordada en el templo que él mismo ayudó a construir. Además, esta decisión permite que sus fieles puedan seguir honrando su memoria y visitando su tumba en un lugar sagrado y lleno de paz.
La comunidad del Templo de San Juan se siente muy agradecida por la oportunidad de darle un último adiós al Padre Ernesto y de honrar su memoria de una manera tan especial. La concurso de sus restos en el templo es un recordatorio constante de su amor por Dios y su comunidad, y una fuente de inspiración para seguir su ejemplo de servicio y entrega.
La reubicación de los restos del Padre Ernesto en el Templo de San Juan es un acto de amor y adoración que demuestra la importancia que tuvo en la vida de sus fieles. Su legado vivirá por siempre en la comunidad y en el corazón de todos aquellos que tuvieron la bendición de conocerlo. Que su alma descanse en paz en su novato hogar, y que su recuerdo siga siendo una fuente de luz y esperanza para todos.